Había una vez un chico con mal carácter. Su padre le dio un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la verja del jardín cada vez que perdiera la paciencia o se enfadara con alguien. El primer día clavó 37 clavos. Durante las semanas siguientes se concentró en controlarse y día a día disminuyó la cantidad de clavos nuevos en la verja. Había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos.
Finalmente llegó un día en el que ya no clavaba ningún clavo nuevo. Entonces fue a ver a su padre para explicárselo. Su padre le dijo que era el momento de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el chico pudo decir a su padre que había quitado todos los clavos de la verja. El padre condujo a su hijo hasta la verja y le dijo: "Hijo mío, te has comportado muy bien, pero mira todos los agujeros que han quedado en la verja. Ya nunca serás como antes. Cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva le dejas una herida como ésta. Puedes cortar con una navaja a una persona y después pedirle perdón, pero siempre quedará la herida. No importan las veces que le pidas perdón, la herida permanecerá. Una herida provocada con la palabra hace tanto daño como una herida física".
Sin lugar a dudas, la moraleja de este relato es que debemos aprender a dominar nuestro temperamento y a tener más cuidado cuando abrimos nuestra boca al momento de expresarnos.
Veamos qué nos dice la Palabra de Dios con relación a expresarnos de manera insensata, comenzando con el libro de Santiago 3: 4-6, 9, 11: Mirad también las naves: aunque tan grandes y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Con ella bendecimos al Dios y Padre y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?
Proverbios 10: 11 - Manantial de vida es la boca del justo, pero la boca de los malvados oculta violencia.
Proverbios 10: 14 - Los sabios atesoran sabiduría, mas la boca del necio es una calamidad cercana.
Proverbios 10: 31-32 - De la boca del justo brota la sabiduría, mas la lengua perversa será cortada. Los labios del justo saben decir lo que agrada, mas la boca de los malvados habla perversidades.
Proverbios 11: 18 - Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, pero la lengua de los sabios es medicina.
Ahora veamos qué podemos aprender de las Sagradas Escrituras referente al temperamento desmedido...
Proverbios 15: 1-2 - La respuesta suave aplaca la ira, pero la palabra áspera hace subir el furor. La lengua de los sabios adorna la sabiduría, pero la boca de los necios habla sandeces.
Efesios 4: 26 - Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.
Efesios 19: 19 - El que se deja arrebatar por la ira llevará el castigo, y si usa de violencias, añadirá nuevos males.
Proverbios 16: 32 - Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte, el que domina su espíritu que el conquistador de una ciudad.
Proverbios 25: 28 - Como ciudad destruida y sin murallas es el hombre que no pone freno a su espíritu.
Si fuera a escribir todas las citas bíblicas que aparecen en las Sagradas Escrituras sobre estos dos temas, necesitaría mucho más que un papel escrito por ambos lados! Pero creo que todos (y mi nombre aparece en primer lugar de esa lista) hemos aprendido algo nuevo con este relato o por lo menos, hemos refrescado nuestra mente para afinar nuestro espíritu más, para que pueda estar en acorde con lo que Dios quiere de nosotros y para Él esto es MUY importante.
A veces usamos la siguiente frase sin verdaderamente pensar lo que estamos diciendo: "Yo soy muy sincero (a), y tengo que decir las cosas como las siento." A veces la "sinceridad" es tal, que herimos a la persona peor que si le cortáramos con una navaja y parte de nuestro comportamiento se debe a nuestro temperamento descontrolado. Creo que todos podemos estar de acuerdo que una cosa va atada con la otra. Es decir, ¡mal temperamento - boca descontrolada! Hay un refrán que dice: "No hagas a otros lo que no te gusta que te hagan a ti". Podemos parafrasearlo y decir: "No le digas a otros palabras hirientes, porque a ti tampoco te gusta que te las digan."
Esta es una práctica que debemos tener presente con todos en nuestro entorno, ya sea en la iglesia, en la escuela, en el trabajo, con los vecinos. con TODOS. Pero si estás en el otro lado de la moneda, ¡entonces recuerda... "Y perdona nuestras deudas, así como PERDONAMOS a nuestros deudores"!
Si alguien ha dejado heridas en tu pasado, recuerda que Dios tiene la entera capacidad de reparar tu corazón. Será suficiente con pedirle que selle tus viejas heridas y que borre de tu mente los atropellos del pasado (claro está, que tienes que poner de tu parte). De igual manera, si has herido a alguien, puedes utilizar este momento para orar, para que cuando vayas a pedirle perdón, sea Dios mismo el que repare las heridas que le causaste.
Pensamiento: ¿Cuántos clavos de mal carácter me quedan?
¡A Dios sea la gloria!
OREMOS: Para que Dios nos ayude a ser humildes, a respetar el derecho de los demás y a estar en paz con aquellas personas en nuestro entorno.
Mis oraciones quedan junto a las de ustedes,
Nancy García Casillas
Finalmente llegó un día en el que ya no clavaba ningún clavo nuevo. Entonces fue a ver a su padre para explicárselo. Su padre le dijo que era el momento de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el chico pudo decir a su padre que había quitado todos los clavos de la verja. El padre condujo a su hijo hasta la verja y le dijo: "Hijo mío, te has comportado muy bien, pero mira todos los agujeros que han quedado en la verja. Ya nunca serás como antes. Cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva le dejas una herida como ésta. Puedes cortar con una navaja a una persona y después pedirle perdón, pero siempre quedará la herida. No importan las veces que le pidas perdón, la herida permanecerá. Una herida provocada con la palabra hace tanto daño como una herida física".
Sin lugar a dudas, la moraleja de este relato es que debemos aprender a dominar nuestro temperamento y a tener más cuidado cuando abrimos nuestra boca al momento de expresarnos.
Veamos qué nos dice la Palabra de Dios con relación a expresarnos de manera insensata, comenzando con el libro de Santiago 3: 4-6, 9, 11: Mirad también las naves: aunque tan grandes y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Con ella bendecimos al Dios y Padre y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?
Proverbios 10: 11 - Manantial de vida es la boca del justo, pero la boca de los malvados oculta violencia.
Proverbios 10: 14 - Los sabios atesoran sabiduría, mas la boca del necio es una calamidad cercana.
Proverbios 10: 31-32 - De la boca del justo brota la sabiduría, mas la lengua perversa será cortada. Los labios del justo saben decir lo que agrada, mas la boca de los malvados habla perversidades.
Proverbios 11: 18 - Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, pero la lengua de los sabios es medicina.
Ahora veamos qué podemos aprender de las Sagradas Escrituras referente al temperamento desmedido...
Proverbios 15: 1-2 - La respuesta suave aplaca la ira, pero la palabra áspera hace subir el furor. La lengua de los sabios adorna la sabiduría, pero la boca de los necios habla sandeces.
Efesios 4: 26 - Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.
Efesios 19: 19 - El que se deja arrebatar por la ira llevará el castigo, y si usa de violencias, añadirá nuevos males.
Proverbios 16: 32 - Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte, el que domina su espíritu que el conquistador de una ciudad.
Proverbios 25: 28 - Como ciudad destruida y sin murallas es el hombre que no pone freno a su espíritu.
Si fuera a escribir todas las citas bíblicas que aparecen en las Sagradas Escrituras sobre estos dos temas, necesitaría mucho más que un papel escrito por ambos lados! Pero creo que todos (y mi nombre aparece en primer lugar de esa lista) hemos aprendido algo nuevo con este relato o por lo menos, hemos refrescado nuestra mente para afinar nuestro espíritu más, para que pueda estar en acorde con lo que Dios quiere de nosotros y para Él esto es MUY importante.
A veces usamos la siguiente frase sin verdaderamente pensar lo que estamos diciendo: "Yo soy muy sincero (a), y tengo que decir las cosas como las siento." A veces la "sinceridad" es tal, que herimos a la persona peor que si le cortáramos con una navaja y parte de nuestro comportamiento se debe a nuestro temperamento descontrolado. Creo que todos podemos estar de acuerdo que una cosa va atada con la otra. Es decir, ¡mal temperamento - boca descontrolada! Hay un refrán que dice: "No hagas a otros lo que no te gusta que te hagan a ti". Podemos parafrasearlo y decir: "No le digas a otros palabras hirientes, porque a ti tampoco te gusta que te las digan."
Esta es una práctica que debemos tener presente con todos en nuestro entorno, ya sea en la iglesia, en la escuela, en el trabajo, con los vecinos. con TODOS. Pero si estás en el otro lado de la moneda, ¡entonces recuerda... "Y perdona nuestras deudas, así como PERDONAMOS a nuestros deudores"!
Si alguien ha dejado heridas en tu pasado, recuerda que Dios tiene la entera capacidad de reparar tu corazón. Será suficiente con pedirle que selle tus viejas heridas y que borre de tu mente los atropellos del pasado (claro está, que tienes que poner de tu parte). De igual manera, si has herido a alguien, puedes utilizar este momento para orar, para que cuando vayas a pedirle perdón, sea Dios mismo el que repare las heridas que le causaste.
Pensamiento: ¿Cuántos clavos de mal carácter me quedan?
¡A Dios sea la gloria!
OREMOS: Para que Dios nos ayude a ser humildes, a respetar el derecho de los demás y a estar en paz con aquellas personas en nuestro entorno.
Mis oraciones quedan junto a las de ustedes,
Nancy García Casillas
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