sábado, 25 de octubre de 2008

Aprender A Escuchar A Dios

Su tarea principal es escuchar al Rey: ¡Parar, mirar y escuchar!
No le corresponde al Rey ir tras sus súbditos, dándoles voces y gritos para ver si hacen lo que les pide. ¡No espere de Él que le persiga dándole con una Biblia en la cabeza para obligarle a prestar atención! Por el contrario, usted debe acudir ante Él callada y respetuosamente, con sinceridad, presentarle con temor pero con confianza su petición y aguardar en silencio la respuesta.

Si está en una habitación llena de gente, donde hay un televisor encendido, y todos alzan la voz por encima de su volumen, por más alto que esté, el sonido del aparato se perderá en el bullicio. ¡Y el Señor, a diferencia del televisor, se calla si no lo escucha! Cuando Israel dejó de escuchar a Dios y de creer lo que le decía, cuando dejó de cumplir lo que le ordenaba, ¡ÉL dejó de hablarle por espacio de casi trescientos años, entre los dos Testamentos! ¡A Dios no le gusta hablar para oídos sordos, incrédulos o desobedientes! ¡Simplemente se calla!

Sin embargo, si busca al Señor lo oirá, y ÉL le guiará. ÉL ha dicho: "¡Clama a Mí, y Yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces!" (Jeremías 33:3)

Padre Celestial, yo también quiero ser reconocido entre tus Hijos y poder escuchar tu voz, hoy recibo en mi corazón y confieso con mi boca a Jesucristo como mi Señor y mi Salvador, y en su nombre, te pido me des un corazón y una mente receptiva para contigo, y que me ayudes para poder obedecer y así se haga tu voluntad en mi vida. En Cristo Jesús.

¡¡Amén!!

Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A JESUCRISTO sea toda Gloria, Honra y Honor, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

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