sábado, 25 de octubre de 2008

Encontrando Nuestro Proposito

La siguiente conversación ocurrió entre un canario en una jaula y una alondra en el alféizar de la ventana.
La alondra miró al canario y le preguntó: -¿Cuál es tu propósito? -Mi propósito es comer semillas.



-¿Para qué?
-Para poder ser fuerte


-¿Para qué?
-Para poder cantar –respondió el canario.


-¿Para qué?
-Porque cuando canto me dan más semillas.


-¿De modo que comes para poder ser fuerte para poder cantar para que te den más simillas para que puedas comer?
-Así es.
-Hay más para ti que eso ---ofreció la alondra---. Si me sigues te ayudare a encontrarlo, pero debes salir de tu jaula.


Es difícil hallar significado en un mundo enjaulado. Pero eso no impide que lo intentemos. Busca en lo hondo de tu ser y lo encontrarás: Un anhelo intenso de significación, una búsqueda de propósito. Tan seguro como la respiración de un niño algún día te preguntarás: << ¿Cuál es el propósito de mi vida?>>


Algunos buscan importancia en una carrera. <>. Excelente profesión, pero difícilmente sea una Justificación para la existencia.


Optan ser una <> humana en lugar de ser un <> humanos. Son lo que hacen; por consiguiente, hacen mucho. Trabajan muchas horas porque si no lo hacen, no tienen identidad.


Otros son lo que tienen. Hallan importancia en un nuevo automóvil, una nueva casa o nueva ropa. Estas personas son buenas para la economía y rigurosas en el presupuso porque siempre buscan significación en algo que poseen.


Incluso otros buscan distinción en su prole. Viven vicariamente a través de sus hijos. ¡Ay de estos muchachos! Es ya bastante duro ser niño y cuánto más ser la razón de la vida de otra persona.


Algunos prueban con deportes, entretenimientos, cultos, relaciones sexuales y cualquier cosa imaginable.


Todos los espejismos en el desierto del propósito. <> (Romanos 1:22 La Biblia al día)

¿No deberíamos enfrentar la verdad? Si no reconocemos a Dios, somos despojos flotante en el universo. En el mejor de los casos somos animales más desarrollados. En el peor de los casos polvo cósmico reestructurado.

En el análisis final, los secularcitas tienen una sola respuesta a la pregunta: << ¿Cuál es la importancia de la vida?>> ¿Su respuesta? <>.

O como el paleontólogo Stephen J. Gould concluyó:
Existimos debido a que un grupo extraño de peces tuvo en sus aletas una anatomía peculiar que pudo transformarse en piernas para las criaturas terrestres; debido a que la tierra nunca se congeló del todo durante la edad glacial;


Porque una especie pequeña y tenue, que surgió en África hace alrededor de un cuarto de millón de años, se las ha arreglado hasta aquí para sobrevivir contra viento y marea. Tal vez suspiremos por una respuesta <>, pero no existe ninguna.

En el altar de la impiedad queda sacrificado el propósito del hombre.
Contrasta eso con la visión de Dios para la vida: <> (Efesios 2:10).


Con Dios en el mundo, no eres ni un accidente ni un incidente; eres un don para el mundo, una obra de arte divina rubricada por Dios.


Uno de los mejores regalos que recibí es una pelota de Fútbol firmada por treinta capitanes de equipos profesionales. No hay nada singular en la pelota. Hasta donde sé, la compraron en un almacén de descuento de artículos deportivos. Lo que la hace singular son las firmas.


Lo mismo ocurre con nosotros. En el esquema de la naturaleza, los homos sapiens no son singulares. No somos las únicas criaturas con carne y pelos, sangre y corazones. Lo que nos hace especiales no es nuestro cuerpo, sino la firma de Dios en nuestras vidas.


Somos sus obras de arte. Somos creados a su imagen para hacer buenas obras. Somos significativos, no por lo que hacemos, sino debido a quién pertenecemos.

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